Desde hace varios años, el último programa de El Hormiguero del año lo protagoniza Cristina Pedroche, la reina de las Campanadas desde hace tres años, cuando, en un hecho sin precedentes, la de Vallecas se impuso a las Campanadas de La 1 y se convirtió en la dueña y señora del momento televisivo más visto del año. Es tradición que sea ella la que cierre el año Hormiguero y es tradición que, durante la entrevista, lo único que haga sea poner los dientes largos sobre el vestido que lucirá en Nochevieja.
Consciente Pablo Motos de que iba a ser así, pues lleva años siendo así, el presentador intentó de todas las maneras posibles que Cristina Pedroche desvelara algo más que un "tal vez" o un "puede" como respuesta a cada una de las preguntas sobre el secreto mejor guardado de las Campanadas. Si alguien espera descubrir algo del vestido o cree que puede acertar, lo lleva claro, pues Cristina Pedroche sabe jugar muy bien a este juego de tirar la caña y que nos pesque.
Sin embargo, anoche, Cristina Pedroche no era la Cristina Pedroche de años atrás. Daba la sensación de que estaba más relajada, más en modo "me la suda todo", más en plan "llevo 11 años dando las Campanadas y ni la competencia, ni la llegada de David Broncano y LalaChus, ni nada de nada me van a estropear mi momento del año". Y es que este año Cristina Pedroche se enfrenta a las estrellas televisivas de la temporada. ¿Algún comentario al respecto? Explícitamente, ninguno; implícitamente, varios.
Llegó bailando, como siempre, pero ni siquiera esta vez entró con la canción del momento. Una canción infantil, la favorita de su hija, fue la elegida para romper la entrada en El Hormiguero. Esta no es la Cristina Pedroche que conocemos. Aparición estelar de Dabiz Muñoz, que acompañó a la presentadora, regalando no solo el baile sino también el beso de la noche. Pero, aun siendo la Cristina Pedroche más relajada, la más pasota, la más distinta, la reina de las Campanadas volvió loco loquísimo a Pablo Motos.
No quisieron entrar demasiado en el tema David Broncano y LalaChus. Ni siquiera salieron sus nombres en ningún momento, pero sí que salió el tema de las audiencias. No sé si la respuesta de Cristina Pedroche es un papelón muy bien estudiado o es que de verdad a Cristina Pedroche le da exactamente igual quién gane, pero lo cierto es que su reacción anoche en El Hormiguero fue más de lo segundo que de lo primero: "A mí nunca me agobia el dato. Yo solo compito contra mí misma. Las audiencias son para los jefes".
El secreto de Cristina Pedroche y El Hormiguero
Es la frase que cada año utiliza, pero este año tiene mayor importancia, pues este año sí que tendrá una competencia de las fuertes, de las que te hacen apretar el culo. A Cristina Pedroche le da igual. Para Cristina Pedroche: "Ya son 11 años y yo creo que la gente confía en nosotros y creo que va a ser un éxito más allá de las audiencias. Este año yo quiero pasármelo bien porque el año pasado no me encontraba bien porque tuve un posparto malo".
Eso sí, las audiencias no le importan, pero poner el cebo para pescarnos es más que necesario. Su visita al último Hormiguero del año responde a crear expectación, a que con lo que ella cuente a todos se nos pongan los dientes largos y tengamos la necesidad de conectar con Antena 3 la última noche del año para ver con qué va a sorprender La Pedroche. De ahí que su visita a El Hormiguero no difiera mucho de la del año pasado, ni de la del año anterior, ni de la del anterior... ¿O sí? Porque anoche Cristina Pedroche parecía distinta; no era La Pedroche de siempre, era otra Pedroche completamente distinta.
Pistas, todas las que quieras y más. Que si es un traje "fluido", que si en la capa predomina un color y en lo que oculta la capa otro distinto, que si es un vestido que pasará la noche previa en su casa porque quienes lo han fabricado no son de aquí, que si es un traje colosal, inmenso, que si la exclusiva... ¡Ah sí! La exclusiva. Como buena vendedora, Cristina Pedroche no reveló nada del vestido, pero se guardaba un as en la manga: por primera vez en la historia de las Campanadas de Antena 3, Cristina Pedroche y Alberto Chicote no estarán en un balcón, sino en una de las terrazas. Primero, porque el vestido debe ser tan inmenso que necesitan espacio y, segundo, porque hay que poner fin también a una tradición que solo era de La 1: dar las Campanadas desde la azotea del edificio de la Puerta del Sol.
"Este año, por primera vez en Antena 3 tenemos otro set. Tenemos terraza, con lo que es el vestido más grande y más Pedroche que nunca. Todavía no me lo han traído. Está en otra ciudad. Los diseñadores podrían haberlo hecho para una Beyoncé, para una gala MET, pero me lo han hecho para mí". Más dientes largos.
Tanto que hasta el propio Pablo Motos mostró su impaciencia y agotamiento al no poder descubrir absolutamente nada. "¡Puedes decir una pista real. Deja de volvernos locos!", le espetó el presentador en un momento de la entrevista. Cristina Pedroche se reía. No está el horno como para revelar lo que puede atraer a más espectadores a que vean las Campanadas con ella.
Jugaron al despiste, a las elucubraciones, a ver si pillaban en algún renuncio a Cristina Pedroche. ¡Ni de broma! Solo hubo un momento en el que Pablo Motos y las hormigas se acercaron a una posible posibilidad. Fue cuando el presentador le dijo si era un vestido que podía romperse o degradarse, ya que a día de hoy Cristina Pedroche todavía ni se lo ha probado ni se lo ha puesto. "Es que me joroba venir a El Hormiguero porque sois demasiado listos", respondió Cristina Pedroche, dando la pista de las pistas.
Según contó la presentadora, "es un concepto que Josie dice que la gente no está preparada para esto". "Igual la gente se lleva las manos a la cabeza", añadió Cristina Pedroche, consciente de que, sea como sea, el odio le va a caer encima sí o sí.
Precisamente, después de que Dabiz Muñoz denunciase la noche anterior en La Revuelta el hate que sufre su mujer y que sufren todas las mujeres por ser mujeres y presentar las Campanadas, lo lógico o, más bien, lo que se esperaba es que Cristina Pedroche se mojase igual que lo había hecho su marido con David Broncano. Pero no. Cristina Pedroche no hizo ningún alegato en contra del hate ni en defensa de LalaChus, la cual ha recibido deleznables y vomitivos ataques por su sobrepeso. Cristina Pedroche se dedicó a lo suyo.
"Es que todo el rato es hate. Da igual lo que haga que es hate. Mira, acabo de subir uno de los primeros vídeos de las Campanadas a mis redes y ya es hate. Esperad un poco. Estoy trabajando la empatía porque tal vez a esa persona que me critica le ha pasado algo o tiene envidia, y lo estoy trabajando", confesó la presentadora sin añadir nada más.
Porque Cristina Pedroche es otra desde que es madre. Es tan otra que Pablo Motos no pudo evitar desvelar que, desde que ha sido mamá, es creyente. ¿Es, tal vez, un poquito Tamara Falcó? Salvando las distancias, tal vez. "Fue un poco antes. Un día estaba meditando y dije: 'Dios mío, si sale todo bien, te prometo que bautizo a la niña'. Lo hice porque necesitaba que todo saliera bien. Siento que yo sola no puedo protegerla y necesito creer que alguien la puede proteger. Es más, me quiero casar con Dabiz por la iglesia". Pues, señoras y señores, esta es la nueva Cristina Pedroche.